30 de septiembre. La Belleza como don.

Buenos días Villaluenga.

Buen día nos dé Dios.

Domingo en el que despedimos un siempre sereno domingo, domingo que es puerta abierta a un nuevo mes como es octubre, domingo que ya empieza a sentirse ese frescor propio del otoño donde el color del sol tiende a amarillear, el sol tiene otro color, su color, la montaña cambia de intensidad de gris de la roca y el verdor que la rodea se hace más presente.

Es el otoño una estación para recrear la vista pues hay mucha Belleza en él.

Y es que si a la vida le quitamos ese aporte existencial que es la Belleza se nos queda muy monótona, muy triste, muy normal y corriente...

Belleza es todo y la Belleza viene de Dios que es Señor de la Belleza. Belleza en la música, en la pintura, en la escritura, en la imagen, diseños, en lo que vemos cuando levantamos la mirada de nuestros pensamientos.

Porque la Belleza se recrea en lo que es la creación y todo el que tiene ese inmenso don es más sensible con todo y con todos, el que tiene este don y lo pone a disposición del resto ve la vida y la realidad de la misma de otra manera, de otra forma, porque ahonda la mirada en eso que nadie ve, se fija en lo que nadie se fija, percibe los sentimientos con otra intensidad, de otra manera muy distinta a la que estamos acostumbrados.

Y esa Belleza hecha música, hecha voz a modo y manera del bel canto es lo que pudimos disfrutar ayer tarde-noche en la Iglesia de San Miguel Arcángel de Villaluenga del Rosario con el Recital Lírico que se ofreció con motivo del estreno del himno a San Roque y a la Santísima Virgen del Rosario, Co-Patrón y Patrona de nuestro bendito Pueblo.

Belleza elevada al infinito, Belleza que se escuchaba, se sentía, se palpaba, hasta llegar a desgarrarnos por dentro, emocionarnos y vivir en el modo más sublime que existe: El modo Belleza.

El fin de alabanza a San Roque y la Santísima Virgen del Rosario hizo que este medio pellizcara nuestros corazones, algunas veces demasiado viciado por las cosas del mundo, enalteciendo los más nobles sentimientos y abriendo esa necesaria ventana a la inmensidad.

¡Feliz domingo!

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.