jueves, 20 de septiembre de 2018

20 de septiembre. ¿Estamos abiertos a los planes de Dios?

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Buen día nos dé Dios.
Hay días en los que te levantas cansado creyendo que esa apatía que sientes va a ser la tónica del resto de la jornada pero resulta que no, que Dios ha pensado otra cosa muy distinta para ti, que tus planes y sus planes no coinciden y que los suyos son mejores que los nuestros.
Sí, Dios te llama a cada instante y lo reconoces en cada cosa como esa llamada de teléfono que comparten contigo un proyecto el que quieres participes insuflando de ánimo tu hasta entoces hastiado corazón.
Una llamada, una carta, un mensaje, un correo o esa persona que viene a verte o simplemente te encuentras con ella que hace que te vuelvas a programar tu día.
Pero para que eso ocurra tienes que tener un corazón abierto para acoger los mandatos del Señor con gratitud, con generosidad, con gratuidad pues en Dios no existe otro interés que el de salvarte por medio del Amor ya que en este está el Perdón, está la Misericordia, está la Caridad, está esa actitud de entrega, esa donación de tu ser en todo lo que hagas.
¿Te has parado a pensar lo que Dios tiene hoy preparado para ti?
Hoy, como en muchas ocasiones de cada jornada, he visto la mano de Dios, su deseo de que prestando mi servicio más humilde y alejado de cualquier protagonismo se haga su voluntad y después de poner el granito de arena, de abonar con las semillas el sembrado que Él dispuso para ti, sentirte reconfortado y agradecido de poder al menos ser útil para la obra del Señor.
Estamos obligados a mirar y entender nuestra vida desde la trascendencia porque hemos sido creados a semejanza del Señor, hemos sido creados para vivir según sus designios, hemos sido creados para hacer llegar su mensaje a todos los rincones de este pequeño-gran mundo. Y a lo mejor esos "rincones" no están en la Patagonia o en Oceanía sino a la vuelta de la esquina, en tu casa, en tu colegio o universidad, en tu trabajo, en tu día a día...
Sí, en todos los lugares se necesita a Dios más incluso de lo que nos podemos siquiera llegar a imaginar.
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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