Buen día nos dé Dios.
En el trayecto que llevo recorrido ya enfoco mi vida sin importarme mucho lo que piensen de mi los demás. El hacerlo supondría una cortapisa para mi propio desarrollo personal, para vivir en esa clase de libertad que escogí en su momento y que no la dejo aparcada.
Cuando empezamos a salir Hetepheres y yo siempre tuvimos claro que ninguno de los dos iba a cambiar la personalidad del otro porque además de imposible es un gravísimo error. Es verdad que el Amor hace que te amoldes, que seas generoso, que te entregues, que intentes moldear esas aristas que arañan más que unen pero la personalidad tal y como la tenemos entendida nadie ni nada nos la puede clonar porque forma parte de nuestro ser, de nuestra propia identidad.
Por eso en esta confesión hecha reflexión en voz alta he empezado diciendo que ya enfoco mi vida sin importarme mucho lo que piensen de mi los demás.
¿Y por qué?
Muy sencillo: Los que están contigo lo estarán siempre y serán los que ten apoyarán y te dirán la verdad a la cara y en privado porque soy de los que piensa que se apoya en público y se corrige en privado.
Los que no te pueden ver ni en pintura, y si vives una vida en coherencia personal no puedes gustar a todo el mundo, por mucho que hagas, digas, les rías las gracias no te van a consentir ni una y te van a criticar siempre.
Los que pasan de ti más de lo mismo.
Y para esos que tu opinión, tu forma de vivir la vida, tu libertad a la hora de hablar, de hacer, de callar y hasta de escuchar sea no solo interesante sino creíble a esos no puedes estar cambiado el mensaje según el oleaje que haya en la mar.
La coherencia personal es fundamental para encarar la vida con garantías no de éxito sino de tranquilidad de conciencia, ser coherente contigo mismo te hace también serlo con los demás.
Esa coherencia personal se llega por muchos caminos y en mi caso particular lo hago desde los fundamentos que me otorga la Fe en Dios que hace que el Amor impregne mi vida hasta hacer que la Alegría y la Esperanza se conviertan en ese faro que ilumina este pobre navío que surca todos los días sus propios mares.
Sé tú siempre y en todo lugar porque podrás gustar más o menos pero lo que ofrezca será lo que en verdad eres sin conservantes ni colorantes.
¡Feliz martes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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