Buen día nos dé Dios.
Hoy es de esos días que tiene sabor a verano por lo menos en estas latitudes.
Hoy conmemoramos la Festividad de dos Santos claves en la historia de la Iglesia y que fueron entrega desmedida de Amor hacia Cristo.
A los dos se reveló el gran Misterio de la Fe, los dos sintieron lo que es la grandeza de Jesús en su máxima expresión, los dos, a su manera, convirtieron sus pasos para seguir al Mesías, los dos se entregaron con apasionamiento a la labor evangelizadora y los dos murieron por ser de Cristo.
Ellos que fueron santos, murieron como tales y hoy se glorían de la presencia de Dios por toda la eternidad.
¿Y nosotros podemos ser santos? ¿Piensas que eso solo está destinado para almas sobrenaturales que tienen como destino una hornacina o un altar en una Iglesia'
¡Tú puedes ser santo! ¡Tú puedes hacer una vida en santidad! ¡Tú puedes santificar tu día a día!
Pero eso no es querer ni no querer, no es hacer o dejar de hacer, sino tener el corazón abierto a Jesús, tener el corazón enamorado de Dios, tener el corazón como zarza ardiente Amando al Señor.
Tienes que tener una clara predisposición para Amar, para Servir, para donarte en vida. Tienes que pedir al Señor que te otorgue esa necesaria humildad, esa imprescindible mansedumbre, ese necesario alejamiento de cuanto tengamos de terrenal para hacernos más espiritual.
Y desde alejamiento de toda soberbia, de todo orgullo, de todo lo que me hace desvirtuar la imagen pedirle al Señor por medio de la oración, de la Eucaristía, de la Palabra, del Evangelio, que nos encienda la llama del Amor para ser de Cristo y encaminar nuestras vidas hacia Él porque así de esta forma haremos que muchos que nos rodean cada día también lo puedan hacer.
Ser santos es capaz de dar tu vida por Dios, entregarte a tu misión evangelizadora, sembrar de Amor todos los rincones de la tierra, desinstalar de nuestro día los juicios de valor, la mentira, la murmuración que asesinan con la lengua más que cualquier mortífera arma. Ser santos es vivir una vida en plena comunión y en santidad donde amando al prójijmo estás haciéndolo con el mismo Dios.
Sí, se puede ser santo hoy, trabajar en nuestro aquí y ahora, pero para eso tenemos que olvidarnos de nosotros y darnos por entero a Jesús para que Él haga y deshaga en nuestras vidas. Es dejarnos moldear, como si fuésemos vasijas de barro, por las manos misericordiosas de Dios Padre.
¡Feliz viernes! ¡Feliz día de San Pedro y San Pablo!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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