Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Por mucho que el hombre pueda proponer si Dios no lo dispone podremos luchar con ruedas de molinos que nada de lo ideado saldrá para adelante y aunque no lo comprendamos en el "aquí y ahora" si sabremos con el tiempo que ha sido sin lugar a dudas lo mejor para nosotros.
Pienso que la vida hay que afrontarla desde la coherencia de pensamiento, de opinión, de creencia y también asumir la misma tanto en lo bueno, en lo regular y en lo menos buenos.
Hay que ser uno tanto en lo que piensas, en lo que dices, y lo más difícil: ¡En lo que haces!
Cada paso que das tienes que elegir y para hacerlo tienes que estar muy seguro, tienes que conocerte al 100% porque si no al final el gran y único perjudicado eres tú.
Hoy es de esos día bonitos llenos de recuerdos, hoy es el día que mis hermanos de Caballeros Hospitalarios se reúnen en Capítulo en honor a nuestro Patrón San Juan Bautista, en estas fechas se cumplen justamente 7 años desde que ingresara en esta Real y Benemérita Institución de la mano del que fuera Presidente, hoy de Honor, el Excmo. Sr. Don Francisco Súnico Varela.
Recuerdo ese día, esa tarde, en la Iglesia de Santiago, en Cádiz, como mi buen hermano y amigo José Luis Sancho, por entonces Jefe de Protocolo, me guió en todos los pasos a dar en este precioso acto que quedara para mi recuerdo por siempre.
7 años que han dado para mucho, 7 años en los que mi corazón se ha nutrido de esa clase de Caridad que no admite artilugios sino donación, entrega y servicio.
7 años vividos con la enfermedad que padezco como inseparable compañera de viaje cuyas secuelas me limitan y mucho pero que también me ha enseñando a verlo todo desde los ojos de la gratitud pues si Dios lo ha querido así es por mi bien, porque necesito pasar lo árido del desierto para vivir algún día en el oasis de la Salvación.
7 años en los que el Espíritu Santo me ha señalado el camino que debía llevar, 7 años actuando en todos los órdenes de la vida desde la suprema coherencia que hace me levante y acueste todos los días con la máxima ilusión de poder seguir trabajando para el Reino de Dios.
Y toda mi vida hoy la quiero enmarcar en estos 7 años en los cuales mi corazón hospitalario late y me hace recordar que no estamos solos que los más desfavorecidos no son solo los que no tienen pan para comer, ropa para vestirse, techo para cubrirse sino que también están los pobres de espíritu que se encuentran desnudos ante el resto del mundo, también están los azotados por la iniquidad que necesitan un buen samaritano los cuide y defienda, también los perseguidos por la causa de Dios porque a estos no le dan ni el pan, ni el agua, ni casa donde cobijarse.
Y vivir desde la coherencia es prestar esa necesaria mano, es defender al que está siendo ignominiosamente ofendido, es señalar a los cobardes no porque lo sean sino porque con sus silencios y omisiones están causando grave daño además de ser injustos en grado sumo.
Este año no estaré en el Capítulo de San Juan, la salud manda, la vida también, pero si Dios así lo quiere esta tarde-noche estaré en la gaditana Iglesia de Santiago, aquella en la que juré hace 7 años, para asistir a la Cena-Velada de los Amigos del Seminario de San Bartolomé y lo haré rodeado de hermanos que no son hospitalarios por título sino por corazón, por su forma de obrar y hacer en la vida. Esta noche seguiré compartiendo mi vida con personas de la categoría personal y humana de Manu Monti, Chari Reseco Fernández, Gema Rodriguez Estevez..., que me enseñan a diario el valor de un corazón bueno, un corazón hospitalario, un corazón que sigue a Cristo siempre y en todo lugar.
Uno debe conocerse y debe tomar esa clase de decisiones según orden de prioridades, cada uno tiene las suyas, y hoy tenía que elegir y lo he hecho con todas sus consecuencias porque he aprendido, la enfermedad ha sido una valiosa maestra, que no se puede, ni debe, estar en misa y repicando.
¡Feliz sábado!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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