Buen día nos dé Dios.
Esta primavera está siendo muy lucida, muy colorida, muy viva y aparte de las correspondientes alergias quienes la padezcan para los demás se nos ofrece ante la vista la gran belleza que nos envuelve si nos fijamos en esas "pequeñeces" en toda su grandiosidad.
"Pequeñeces" como ese cielo azul intenso en el que aparecen esponjosas nubes que lo pintan como si de un lienzo se tratara, como esos rosales que se cruzan en cualquier parte de nuestro camino, esas frágiles y a la vez correosas amapolas que serpentean los campos junto a las margaritas y los lirios o como ese mar que cambia de tonalidad según cada hora, según el sol esté aquí o allá...
"Pequeñeces" de ver ese balcón enlucido con unos geranios o algún clavel que aviva de color el hastío de cada día.
"Pequeñeces" como esos girasoles que pueblan nuestros campos construyendo una estampa única e inigualable...
"Pequeñeces" como el ver en las plazas de nuestros pueblos y ciudades rebosante de niñez y juventud cuando la tarde va decayendo.
"Pequeñeces" que se puede observar en los ojos, en la mirada, que transmiten esa sonrisa natural que alegra la vida cada vez que la primavera está próxima a expirar para que un nuevo verano llegue a nuestras vidas.
El verano en si tiene sus momentos, sus estampas, sus imágenes pero es en primavera cuando todo explota de color haciéndonos fijar en esas "pequeñeces" que son preciosos regalos de Dios que hace nos alegre la vida, que nos recreemos en esa Belleza que sale a nuestro encuentro, que sale a nuestro paso.
¿Te has fijado hoy en las "pequeñeces" que encuentras día a día?
¡Feliz martes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo
No hay comentarios:
Publicar un comentario