Buen día nos dé Dios.
Muchas veces necesitamos aportes vitamínicos para coger esas fuerzas que se diluyen según pasa en tiempo, los años, los padecimientos, la misma forma de afrontar la propia vida.
Yo reconozco que amén de otras medicinas propias necesito, por las secuelas que me han quedado, tomar un complejo vitamínico pero en mi caso que sea lo más natural posible debido a lo dañado que tengo el aparato digestivo.
Complejo vitamínico que nos ayuda a tener esas fuerzas que necesitamos para encarar cada día, para no arrastrar los pies demasiado, para sobrevivir a la vorágine que cada uno estamos metidos.
Pero sin duda este aporte no sería tan necesario si lleváramos una vida más natural, con menos tensiones y estrés, una vida con las precisas preocupaciones, una vida propia porque no hay que canse más que "vivir" la vida de otro con el solo fin de parecer para ser, de aparentar solo en apariencias. Una vida donde puedas caminar tranquilamente sin mirar el reloj, una vida donde puedas coger un libro y leer, una vida en la que puedas reunirte con tus seres queridos y pasarlo bien sin tiempo ni hora, una vida donde puedas detener la mirada en el cielo, escuchar desde la serenidad el crepitar del fuego en la chimenea o escuchar música con sosiego...
Sin lugar a dudas una vida más natural, más humana, más sencilla, es una vida que va cogiendo esa energía, esas fuerzas, que te faltan y claro puede sustituir a las vitaminas porque ya necesitas otras que son más esenciales, más de verdad.
Y nunca olvidemos que el mejor complejo vitamínico que no causa efectos secundarios, que no destroza el estómago, que te da fuerza, que te llena por dentro, que te hace estar alegre aun a pesar de mucha tristeza que te pueda rodear es Jesús. En Él está la Fuente de Vida que siempre nos refresca. En la Eucaristía está el alimento más completo que nos revitaliza y nos da fuerzas que incluso nunca creímos tener. En la oración encuentras ese remanso de paz, esas respuestas a muchas preguntas, te abre esa puerta cerrada a cal y canto y te llena de Esperanza.
Jesús nos aporta las vitaminas de la Fe, del Amor, de la Vida.
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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