Buen día nos dé Dios.
Tenemos que estar siempre vigilantes pues son atractivas las propuestas que nos ofrece el mundo pero eso no quiere decir que sea bueno para nosotros.
Nos ofrecen que lo sensual es lo que debe predominar, donde todo vale con tal de ser feliz, nos ofrecen una vida sin dolor, sin padecimientos, sin sufrimientos y si hace falta cuando todo eso llegue se elimina y paremos de contar.
Nos ofrecen que cuantas más cosas tengamos mejor para nosotros, nos guían para que nos hipotequemos en gastos, en deudas, que nos ofrezcan eso que queremos sobre todas las cosas aunque al final cuando te quieres dar cuenta es que hemos perdido la capacidad de decidir por uno mismo, nos han limitado y de qué manera nuestra propia libertad.
Nos dicen que no hay que tener miramientos para conseguir nuestros fines, nuestros objetivos, la vida se ha convertido en una correosa competición donde ganan los que son capaces de acabar lo que que sea, con quienes sean, para conseguir sus objetivos.
Todo esta medido, todo controlado, todo tiene un precio que hay que pagar sí o sí...
Este mundo nos ofrece una visión materialista y nos invita con sugerentes propuestas que nos olvidemos de lo espiritual, de las creencias, de la Fe. Ir a Misa está pasado de moda, rezar no vale para nada, adorar a Jesús es una pérdida de tiempo. Muchos son los que dicen que asistir a la Eucaristía no vale para nada, que se podría hacer algo mucho mejor... Y yo me pregunto que mejor que eso.
Además todos los que entran por la tira del mundo se dicen en su mayoría creyentes pero no practicantes aunque habría que preguntarse: ¿En quién creen? ¿Qué dejan de practicar?
Sí, tenemos que estar vigilantes ante las invitaciones que nos hace el mundo pues somos humanos y podemos caer en la tentación aunque después nos levantemos magullados, zaheridos y con ganas de caminar de nuevo.
Vigilantes para que el demonio no nos coja en un renuncio...
Vigilantes en estar preparados haciendo el Bien, ofreciendo la vida al Señor, siendo un verdadero cristiano lleno de Alegría y Esperanza, pues no sabemos cuando Dios nos vendrá a buscar con la mejor oferta que nos harán: ¡La Salvación!
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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