Buen día nos dé Dios.
¿Os acordáis de los aparatos de televisión antiguos, los que había en nuestros hogares cuando éramos todos más jóvenes?
Reconozco que en mi niñez mi casa no tenía y hasta unos años después no llegó ese mastodóntico aparato que en blanco y negro nos ofrecía imágenes, películas, programas, dibujos animados, noticias o la información metereológica que nos avisaba que iba a navegar en los puertos de montaña...
Una sola cadena que después se amplió a una segunda, UHF así se llamaba, y que se veía siempre con agüilla. Cada vez que soplaba con fuerza el levante había que recolocar la antena para coger lo más nítidamente posible las ondas.
Esa televisión era un elemento aglutinador de la familia pues ante ella se reunía toda para ver aquella película, aquél programa como ese "un, dos, tres" de nuestra infancia y juventud, esa serie de "Con ocho basta" o ese Marco que se fue de los Apeninos a los Andes en busca de su mamá...
Era una televisión con calor de hogar en las que todos sabíamos que a ciertas horas ya no se podía ver pues eso era cosas de "mayores".
Hoy la televisión no es un elemento que aglutina sino que dispersa, divide y aisla pues todos tienen una, existen aparatos en casi todos los lados, existen más cadenas que interés por verlas, están conectadas a internet con lo cual te hace estar más ausente de la realidad pues ya vives en esa virtual que tan bien te venden. Hoy se ofrecen programas de todo tipo pero abundan los grotescos, los groseros, los carentes de valores morales, donde prima la sexualidad, donde todos podemos hacer de todo...
Hoy la televisión no se ve en familia sino que cada uno lo hace cuando quiere pidiendo que se les respeten sus "espacios".
Hoy la televisión, salvo casos muy puntuales, lo mejor que se puede hacer con ella es mantenerla apagada o en silencio porque algunos no nos gusta que nos distraiga de lo verdaderamente interesante como es conversar, leer, escuchar música, escribir o simplemente permanecer en ese necesario silencio que hace pienses y medites o simplemente algo que tantos olvidan como es rezar...
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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