Buen día nos dé Dios.
Hoy he vuelto a revivir momentos de un pasado que están lejanos aunque nunca se pueden olvidar. Hoy he vuelto a la que fue mi última casa en San Fernando, en plena calle Real, frente por frente al Ayuntamiento. Hoy he subido los tramos de escaleras hasta llegar a ese tercer piso sin ascensor donde pasé nada más y nada menos que diez años de mi vida. De donde salí para casarme y a dónde volví siempre. Hoy por una cuestión que no viene al caso pues no interesa a nadie he vuelto a revivir parte de mi vida mientras subía los desgastados peldaños.
Y es que nuestra vida es como una permanente página en blanco que por mucho que escribamos encima, por mucho que plasmemos garabatos, siempre aparecerá como nueva como nuevo es cada día de nuestros días.
Somos nuestro ayer y nuestro hoy porque el mañana siempre está por llegar...
Hoy he recordado muy mucho a mi madre María del Carmen y a Tata y a tantos como conviví durante años. Hoy he recordado a Maruja, Antonio, Carolina... Sí, hoy he sentido esa sensación de que el pasado se puede hacer presente y no morir nunca si somos capaces de recordarlo desde el cariño, desde el Amor, desde el perdón, desde la Esperanza.
No sabemos que nuestros recuerdos, nuestras vivencias, están a la vuelta de la esquina y por tanto tenemos que estar preparados para afrontarlas desde esa clase de gratitud que no caduca con los años pues piensa que eres lo que eres gracias a tu pasado y como vives tu presente pues el mañana, ese mañana que todos tenemos, queremos y perseguimos, estará siempre por llegar.
Sí, hoy he vuelto a comprobar que la vida es siempre página en blanco en la que Dios escribe recto aunque sea con renglones torcidos.
¡Feliz martes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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