viernes, 16 de febrero de 2018

16 de febrero. Villaluenga....

La imagen puede contener: exterior y naturaleza


Buen día nos dé Dios.
En unas horas nada más volveremos a ese pequeño pueblo que nos recibe con puertas abiertas, con sabor de hogar, con esa clase de cariño que en demasiados sitios no encuentras y no porque no lo tengas sino porque con el pasar de tiempo y también con el devenir de esta sociedad donde estamos incursos poco a poco se ha ido disipando.
A lo mejor cuando uno es joven necesita el ser "urbanita", el vivir en esa clase de estado donde nadie conoce a nadie, nadie se preocupa por nadie, nadie le importa nadie. A lo mejor cuando uno es joven quiere vivir en esas grandes metrópolis donde tantos van mirando al suelo, van corriendo para coger el metro que pasa a cada instante, va demasiado atento en sus cosas para prestar atención a la de los demás...

A lo mejor cuando se es demasiado joven piensa que lo impersonal debe prevalecer a lo nuestro, a lo de siempre. En los sitios "grandes" poco a poco se pierden las raíces que son propias, la particular indiosincracia, porque en verdad se convierte en ese canal de distintas culturas, de distintos mundos...
Por eso en la madurez de mi vida aprecio tanto un lugar como Villaluenga del Rosario donde un pueblo entero es en si una casa, blanquita y encalada, con puertas abiertas y abiertas las ventanas, donde todos se conocen, donde todos respetan tu espacio pero donde todos están cuando se pueden necesitar pues en estos pequeños pueblos que conservan sus raíces, sus tradiciones, sus valores, las alegrías y las tristezas son también de todos.
Por eso en la madurez de mi vida Dios me ha regalado el conocer, el disfrutar, el amar, el poder integrarme, el aprender de forma constante con sus vecinos, con la majestuosidad natural que la envuelve, con un lugar que es único en el mundo pues en verdad por sí es mundo aparte.
Por eso en la madurez de mi vida ansío cada momento de reencontrarme con Villaluenga y me duele tanto cuando me tengo que ir aunque sea por unas horas, por unos días...
Menos mal que todavía existen nuestros pueblos para enseñarnos de donde venimos, quienes somos y a donde tenemos que ir.
Feliz viernes y fin de semana.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
La foto que ilustra esta particular reflexión es de un lienzo salido del arte, el saber y la inspiración de mi querido y buen amigo Antonio Benítez Román.

2 comentarios:

  1. Hola, te digo aqui algo referente a 'Martisima' por su himno. Ya que en el otro blog no puedo comentar por nombre, (y de otra manera no se como hacerlo). Pues, lo Marta, claro que da gracia a Dios por nacer aquí, por eso se quitó del medio a Miami, ¿no? Y se libra de pagar impuestos aquí, aunque eso no lo dice/canta en voz alta
    No me gusta las letra, hipócrita, sabiendo quien lo dice. Y no soy la única.

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  2. A mí personalmente me gusta más el himno sin letra y de tenerla prefiero la que escribiera Pemán...

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