Buen día nos dé Dios.
Los lunes, por sus condicionantes, suelen ser más duros que los martes y así hasta llegar al viernes en el que el agotamiento te hace ser casi un despojo humano.
Pero los lunes, los martes, los miércoles y así toda la semana y resto de nuestra vida tenemos que sobreponernos a nuestros agobios, a nuestro cansancio, a nuestra indolencia, a nuestra apatía y también a la desesperación para afrontar cada día y cada instante con Fe y con Esperanza.
Fe y Esperanza ante cualquier situación e incluso en esas en la que todo lo ves negro y no le encuentras sentido a nada de nada. Fe y Esperanza en Dios, en su Madre María, en la Iglesia, en nuestros hermanos, amigos, pueblos...
Fe, Esperanza y esa clase de Inocencia que se distinguen muy bien en los ojos de un niño cuando mira asombrado por cualquier cosa. ¡Qué duro es perder esa clase de inocencia! ¡Qué duro es ver con ojos cansados y hastiados! ¡Qué duro debe ser no asombrarse por nada, no acoger lo más nimio como lo más grande que te puede estar sucediendo!
Por eso cuando veo a tantos chiquillos a los pies de la Virgen del Rosario y frente a Jesús que siempre nos espera en el Sagrario me causa honda emoción. Porque veo en sus caritas, en sus ojos llenos de asombro, esa clase de Inocencia, de Fe y Esperanza que nunca deberíamos perder.
¡Feliz lunes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario