domingo, 4 de febrero de 2018

4 de febrero. Toca ser valientes...


Buenos días Villaluenga.
Decía Hetepheres en una buena reflexión a modo de buenos días que el diablo no descansa nunca y que no respeta ni los fines de semana. ¡100% verdad!
El maligno, satanás, el demonio, no es que no respete los fines de semana ni las vacaciones sino que se hace más presente en esas fechas porque es cuando uno baja la guardia y el Mal nunca lo hace.
Estamos viviendo unos duros y crudos momentos gracias a los soldados del mal, los discípulos de Lucifer, los que dicen creer pero son capaces de matar con pluma y lengua asesina, los que dicen amar y odia visceralmente, los que dicen perdonar y no conocen, porque no lo viven en primera persona, lo que eso significa.
Lo que más duele a los secuaces del maligno es que recemos, que nos unamos todos a una en defender a Dios, a la Madre Iglesia y sus pastores. Lo que más les duele a esos hijos de satanás es que les plantemos cara diciendo ante el mundo que mienten y que no valen ni para estar escondidos en la última caldera de ese infierno en el que viven sin vivir en si.
La campaña de desprestigio que está sufriendo nuestro querido Obispo de Cádiz y Ceuta pasará y las aguas volverán a su cauce pero los instigadores, los que se han dejado utilizar y los que no han dicho esta boca no es mía situándose en una incómoda y cobardía para esos no pasará porque los que viven en el odio o en la cobardía no descansan nunca.
Demasiado silencio cuando hay que hablar alto y claro para después todos darse los golpes en el pecho diciendo al mundo, no a Dios que ve en lo escondido, que ellos siempre estuvieron donde tenían que estar.
A nosotros se nos pide rezar y actuar, rezar y realizar desde la coherencia, rezar y perdonar lo imperdonable, rezar siempre rezar.
Y dar la cara, como la doy yo, como la dan tanto no solo por nuestro obispo diocesano sino por la Madre Iglesia y sus pastores que pueden estar muy cerca o tan lejano como en Islamab, Pakistán, que ellos sufren otra clase de persecución que se paga literalmente con la vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Jesús Rodríguez Arias
Permitidme que hoy firme y ponga foto mía

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