Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Cuando he abierto la ventana y he podido respirar el aire puro que ahondaba en mis pulmones limpiándolos de tanto tóxico que tan a menudo respiramos me he fijado en este precioso y otoñal cielo que hoy está cubierto por un manto de nubes y me he dado cuenta que a pesar de lo gris que pueda ser nuestro día e incluso nuestra vida siempre hay una línea de luz donde se proyecta nuestra Esperanza.
Es esa línea donde nos agarramos, cerramos los ojos, olvidamos lo que hay que olvidar, perdonamos lo que hay que perdonar, disculpamos lo que hay que disculpar y nos perdonamos lo que tenemos que perdonarnos a nosotros mismos.
Sí, esa frágil línea de la Esperanza nos ayuda a conocernos a nosotros mismos sin miedos, limitaciones, rencores o enfados que no nos llevan a nada más que hacernos daños a nosotros mismos.
Esa frágil línea de la Esperanza donde nos agarramos en momentos de pesares, dudas, padecimientos, enfermedades, dolor...
Sí, esa frágil línea de la Esperanza que hace seamos capaces de ver la mirada de la inocencia, el Amor, la vida sin demasiados artilugios que en verdad no llevan a nada.
Esa frágil línea de la Esperanza que hace que todos los días pongamos los pies en el suelo de nuestra realidad y dando gracias a Dios nos pongamos cuanto antes a realizar lo que nos ha encomendado y siempre dándole gracias porque sin Él que es la Esperanza todo cuanto hagamos no tendría ningún sentido.
Vive este sábado y todos los días de tu vida teniendo como tu particular faro a esa frágil línea de la luz que es la Esperanza.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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