Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy ha amanecido con pertinaz lluvia y unas nubes que se han "comido" el Pueblo y las montañas. Abrrd la ventana y no divisas sino ese manto gris que a modo de cortina se presentaba ante tu mirada.
Con el pasar del tiempo se fue disipando algo aunque hoy la densidad de la niebla va y viene.
Subí y me encontré a Enriqueta mirando en el balcón de la Atalaya y pensé ella, que es puro cariño y sensibilidad, seguro que ve lo que yo ni siquiera percibo.
Debo reconocer que en días como el de hoy que es casero al 100% mi mente se une al corazón y los dos divagan entre los recuerdos.
Cuanto más años cumplimos más tenemos y las alegrías se unen a las tristezas como parte de un mismo todo.
Hoy es de esos días que me da por cerrar los ojos y veo a mi madre y también a Tata en casa trajinando para que todo esté dispuesto en Navidad. Huelo, como son los recuerdos, a las tortas de Navidad y ese lebrillo lleno de miel donde se cubrían la masa recién frita, como en esa antigua tinaja que estaba justo al lado del pozo las aceitunas que habíamos cogido del campo y machacado una a una y echadas en salmuera ya se podían comer...
Recuerdo como se iban poniendo figura a figura el inmenso Nacimiento que cogía un cuarto entero. Las figuras desde las de plástico hasta esas de barros con años y años al servicio de cada Navidad. Unas rotas, otras resquebrajadas, todas preciosas.
La Navidad de mi infancia era Navidad en Familia y aunque ya se habían marchado con Dios importantes miembros de la Familia mi madre nunca permitió que el dolor y la tristeza pudieran con la Esperanza que el Nacimiento de Jesús significaba para nuestras vidas.
Hoy es un día de tantos recuerdos que una ligera melancolía se ha posado en mi alma llenándola de momentos de Amor ya vividos.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario