Buen día nos dé Dios.
En días como hoy veo que gran parte de la vida es pegamento.
El pegamento de la familia porque hasta los que no la tienen de sangre, la tienen a base de esa clase de amistad que va pegada al alma.
El pegamento de la Fe que aunque algunos piensen no tenerla o incluso haberla perdido no hay disolvente que pueda con ella.
El pegamento de la Esperanza, que como la Fe, nunca se llega a perder.
El pegamento de las alegrías, del Amor, de las vivencias, de los recuerdos, de los que se fueron, de los que nunca han estado, de los que permanecen junto a ti y por supuesto los que tendrán que llegar.
El pegamento que fija todo en ese todo que en nuestro particular existir es Dios que bien sabe lo que hace en cada momento, en cada situación.
Pero en nuestro día a día nos "pegamos", nos aferramos a cosas e incluso personas que no es no sean necesarias sino totalmente dañinas para ti. De eso hay que saber alejarse, despegar lo que estuvo fijado, apartarse al arcén o incluso coger por la siguiente bifurcación.
Dios en un momento determinado nos da ese "disolvente" universal para que acabemos con lo que nos quiere destruir pero ese disolvente no lleva entre sus compuestos el rencor, la ira, la maldad, la envidia, el orgullo o la soberbia sino el Amor, siempre el Amor que es Perdón y también Esperanza.
Dios nos salva aquí y ahora apartándonos de ese camino erróneo y de esas personas que nos llevan por esa ladera hacia el precipicio.
Lo único que nosotros debemos hacer es dejarnos llevar, guiar, conducir por Él para que con sus mandatos, su ejemplo de Vida hecha Palabra nos proteja siempre y nos libre de todo mal.
No olvidemos que el pegamento siempre será Dios y Él utilizará el disolvente de la mejor manera y en el momento más adecuado.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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