Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Mi mirada se posa en la ventana y más allá una imagen gris blanquecina, tupida como una cortina y suave como esos visillos que habían antiguamente en las casas y que se descorrían para mirar, simplemente para mirar.
Precioso día donde la impenitente lluvia hace que se convierta en casero por antonomasia, día de música, de recuerdos, lecturas, pensamientos, sentires a modo de escritura...
Día de los Santos Inocentes, defensa de los mismos que son los mismos que hace dos mil años, de antiguas bromas que se han quedado en ese pasado porque ya hemos "crecido" y en este mundo tan serio y "civilizado" no está permitido reírse ni de uno mismo.
Día para hacer balance, para abrir el baúl de los recuerdos y poner cada uno en su sitio, en su lugar pues este año va acabando y es necesario empezar el siguiente sin demasiadas cargas y ataduras.
Día para comprobar que es lo que has ganado, cuantos amigos has conocido, cuantos han permanecido, cuantos te han abandonado.
Día para revivir sentimientos, para hacer las cosas de "puertas para adentro" de tu propia casa que es tu corazón.
Día para orar, para acordarse del eterno olvidado que suele ser Dios.
Día para no descorrer ese visillo porque para mirar lo que estamos mirando no hace falta descorrerlo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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