Buen día nos dé Dios.
Habrá quién entienda, porque así la vive, una Navidad con calor pero yo no la concibo sin frío.
El frío te hace ponerte más en el pellejo del otro pues te atenaza, te deja mal cuerpo, te quitan las ganas casi de moverte de un lado a otro. El frío se te hace más solidario e incluso más caritativo con los que nada tienen e incluso con los que tienen que ganarse las papas a la intemperie.
Pero el frío climatológico se quita con ropa, un techo y algo de calor. El frío que se siente en el corazón es peor porque ese no se quita con nada. El frío de la indiferencia, del odio, del rencor, de la maldad por maldad, del desprecio, de la humillación, de la calumnia, de la ignominia, del despecho...
Pero esa clase de frío solo se puede mitigar con el mejor abrigo que existe que es el Amor pero para eso hace falta tener un corazón dócil a los mandatos de Dios, ponerse en sus manos y dejarte dirigir por Él como la mejor opción de vida que uno pueda tener. Entonces ese frío desaparece porque el corazón arde en Amor y entonces ya del otro, del frío que marca la temperatura ambiente, deja de tener esa importancia que creemos tiene.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo
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