Buen día nos dé Dios.
Último lunes de este mes de octubre que quedará para nuestra particular memoria y quiero dedicarle esta reflexión a un querido amigo al que quiero dar las Gracias.
Sí, te doy las Gracias porque me has enseñado que es donar la vida por Amor, entregar hasta el último suspiro para que la persona amada siempre te encuentre ahí, donde te espera, donde siempre has estado hasta el final.
Te doy las Gracias porque ha sabido lidiar los reveses de la vida con una sonrisa en los labios y una mirada de eterna Esperanza.
Te doy las Gracias porque junto a tu mujer, tan querida y venerada por ti, habéis ofrecido a vuestra familia, a tantos y tantos amigos el sublime valor de lo que es Amor sin medida.
Te doy las Gracias porque a pesar de dolor, la enfermedad, la impotencia de ver morir a lo que más querías y quieres en la vida nunca ha faltado tu mano, tu apoyo, tu consejo, para todo aquél que te ha podido necesitar.
Te doy las Gracias porque tú, mi más querido Jose Mari Servan Jimenez, me enseñas lo que es ser Bueno, que la Bondad es un valor siempre en alza por muchos que intenten demostrar, sin conseguirlo, lo contrario.
Te doy las Gracias y también te pido Perdón por si alguna vez no he estado a la altura de tu nobleza y de tu bondad.
Ella, tu dulce mujer, descansa con los ángeles a la vera de Dios y es Feliz. Espero y deseo que tú también lo seas porque los que nos aman y se encuentran en la Gloria no quieren vernos desconsolados. La tristeza es normal que alimente tu corazón porque la muerte de un ser querido es una cicatriz que no puedes cerrar en la vida aunque cuando pasan el tiempo cuando la recuerdes lo harás desde los sentimientos de inmensa gratitud y eso es lo mejor que te puede, nos puede, pasar.
Gracias, mil veces Gracias, mi querido amigo por ser simplemente como eres.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Foto propiedad José Maria Servan.
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