Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy ha cambiado la hora y ya se puede ver los días con más intensidad por la mañana y que la oscuridad comienza demasiado pronto. Sí, a partir de hoy se vivirá más de puertas para adentro pues la noche invita al hogar y cuando llegue el frío aun más.
Y es que pienso que todos sin excepción necesitamos eso que llamamos calor de hogar, todos necesitamos tener ese lugar donde reposar de tantas cosas, de llegar y sentir esa paz, ese descanso que suele recorrer todo el cuerpo de arriba abajo.
Aunque algunos aun teniéndolo no lo perciben porque andan angustiados, no hallan reposo, no se encuentran a gusto y descansado pues por lo que sea no lo pueden tener.
Son los que hace mucho tiempo dejaron de encontrarse con Dios, los que cogían por calles separadas, los que se han separado del mejor de los amigos, los que a lo mejor nunca lo han conocido...
Porque teniendo a Dios en el corazón y como motivo de vida percibes el calor de hogar en cualquier lugar y sobre todo en las paredes de ese lugar que permanece en silencio y demasiadas ocasiones demasiado solitario como es el Sagrario.
Ese es nuestro Hogar espiritual, en el que encontramos el mejor de los descansos aunque todos, sin excepción, necesitamos uno físico que nos acerque a ese descanso, esa paz, ese sosiego en todos los sentidos.
Mi cuna se llama Isla y el Hogar que el Señor ha dispuesto para mí cuando camino por la medianía de mi vida es Villaluenga del Rosario. Dos lugares únicos, diferentes, a los que quiero de corazón.
Feliz domingo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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