jueves, 26 de octubre de 2017

26 de octubre. Sunifredo...

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Buen día nos dé Dios.
Se va despidiendo octubre y llega noviembre que es un mes para el recuerdo hecho oración que permanece en la memoria de nuestros corazones. Mes donde te acuerdas de personas que ya no están contigo aunque su presencia al final nunca se irá de ti aún habiéndose marchado camino del Cielo.
Te acuerdas de sus caras, nombres, vivencias, miradas aunque para mí lo que queda es su ejemplo, su testimonio en la vida, lo que ha aportado a los demás y también a uno mismo.
Hoy, no sé como, ha llegado a mis manos esta fotografía de un hombre bueno que partió hace tiempo en busca del chozo eterno, hombre que se distinguió por su rectitud, su seriedad, su gran corazón.
Hombre atento, educado, servicial...
Hoy al ver esta fotografía de Sunifredo Román Harillo he recordado sus últimos años de vida que cuando tuve oportunidad de conocerlo. El verlo de nuevo me ha traido tantas conversaciones, imágenes de verlo caminar o charlar con sus amigos de siempre con su gorra, sus pobladas patillas y una cuerda a modo de cinturón. He recordado lo que me contaban en su familia de su sacrificado trabajo como piarero, de la bondad que siempre ha atesorado, de los ojos emocionados de sus sobrinos, de...
Al final el que siembra es el que recoge por lo que si eres buena persona además de poder llegar a ese chozo eterno también permaneces en el recuerdo de tantos que se acuerdan de ti con una sonrisa, con emoción apenas contenida.
¿De qué nos vale sembrar cizaña si eso lo que al final trae es infelidad? ¿No estamos hartos ya de sufrir por tonterias? ¿De qué me sirve empezar guerras contra alguien si al final la gran víctima voy a ser yo?
Hoy quiero que con el ejemplo de mi siempre querido y admirado Sunifredo veamos que hacer el Bien siempre trae cuenta pues creas alrededor de ti un necesario espacio de Felicidad y las ingratitudes, los malos rollos, los ensoberbecidos rencores es mejor dejarlo en el arcén o mejor en la cuneta para siempre.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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