Buen día nos dé Dios.
Acompañar a los que sufren es una preciosa obra de Misericordia que deberíamos hacer sin pensar.
Este mundo creado a imagen y semejanza del hombre huye de todo lo que significa dolor, sufrimiento, muerte...
Han creado un mundo ficticio rendido al placer, al disfrute, a esa clase de permanente felicidad que no es cierta porque aquí en la tierra no existe nada completamente absoluto.
Pero el dolor, la enfermedad, la muerte existe y no la podemos esconder porque forman parte de la misma vida.
Y son en los momentos de enfermedad, dolor y de muerte es cuando notas a quienes de verdad están contigo aunque no sea presencialmente y quienes no están porque nunca han estado.
Y justamente Jesús, que que guía nuestras vidas con Palabra y Obras, siempre está.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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