domingo, 15 de octubre de 2017

15 de octubre. Han sido días...

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Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy terminan estos diez días en los que he tenido como misión principal la Esperanza y gracias al Señor lo he ido consiguiendo y aunque todavía queda puedo decir que en estos últimos días mi corazón ha ido cambiando entre la ilusión, la alegría, los recuerdos que pulsan la memoria a cada instante...
Han sido diez día muy bien aprovechados también para ese necesario descanso físico, mental imposible, y de poner en tu vida una cierta lejanía de todo e incluso de todos aquellos que tanto te cansan porque el desconectar además de justo es muy necesario.
Han sido día de pasear, embeberme, disfrutar de la intimidad de mi bendito pueblo, de recibir mucho cariño por parte de mis vecinos, de disfrutar con ellos charlando de lo que sea, de que la tarde se hiciera noche tomando una copa en La Posada en buena sintonía y mejor conversación.
Han sido días que la Esperanza me la encontraba a la vuelta de la esquina por medio de ese secreto compartido, ese gesto de verdadera amistad, esa conversación o ese caminar en el silencio del campo buscando y encontrando lo que necesitabas.
Han sido unos días de escribir lo que he querido y a quienes he querido sin más porque algunas veces no hay que buscar más cuando todo es tan sencillo.
Han sido días de disfrutar de la lectura o escuchando música como el mejor aviso de que un nuevo día ha llegado.
Han sido días para disfrutar de Hetepheres, mi mujer, que es cien por cien corazón y por eso mismo está metida en mil batallas que ella piensa son justas, cosa que comparto, aunque tenga enfrente más de alguna vez a más de un memo.
Han sido unos días para disfrutar con Enriqueta porque ella es así como la veis o como dice Hetepheres: Un corazón con patas.
Han sido diez días necesarios en nuestras vidas. A partir de mañana, como diría el inolvidable Alberto Cortez, volveré a esa rutina que no tiene por qué ser tediosa si nosotros somos capaces de ponerle la pizca de sal cuando se vaya convirtiendo en sosa.
Todavía quedan muchos días para seguir rebuscando en la Esperanza y también para descansar pues también me quedan días, si el Señor lo permite, para poder desconectarme de todo salvo de quienes quiero, me quieren y seguir disfrutando cada día de mis días de un lugar único en el mundo como es Villaluenga del Rosario.
¡Feliz Domingo!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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