Buen día nos dé Dios.
El día a día nos subyuga, nos envuelve en una bucle que hace que las personas en muchas ocasiones formen parte de ti a modo de recuerdos porque caminamos tan aprisa y mirando nuestros propios pasos que en demasiadas ocasiones no paramos ni para coger aire, ni impulso o simplemente dar las Gracias
Y hoy que he detenido mi caminar porque llevo varios días bebiendo vasos de Esperanza que quiero recordar a un querido amigo que es querido porque simplemente lo quiero por ser como es sin más ni más.
Me vais a permitir que ni lo etiquete ni nada parecido pues es un hombre sencillo que huye de estériles protagonismos.
Lo conocí en Villaluenga y allí se fraguó una buena amistad que gracias a Dios se mantiene viva aunque nos veamos poco.
Él hace tres años, cuando empezaba a caminar de nuevo tras la intervención quirúrgica que me practicaron, adecuó su paso y me acompañaba para recorrer los escasos metros donde charlabamos o simplemente escuchábamos el silencio.
Supo estar ahí y siempre le estaré profundamente agradecido ya que las cosas buenas permanecen en mi corazón por siempre.
La Amistad redunda en ser Amigo siempre, en los buenos como en los peores momentos. El amigo verdadero no hace falta que esté junto a ti siempre sino que esté siempre a pesar de la distancia.
Esa clase de Amistad es la que atesora mi querido Miguel Ángel Pacheco Benítez porque es hombre de firmes principios, de grandes valores que yo personalmente admiro aunque no se lo diga.
De tal palo, tal astillas ya que sus hermanas María Jesús y Esperanza son buenas personas de un corazón siempre noble y desprendido que junto al resto de la Familia los hacen únicos y ciertamente irrepetibles.
Será por su sencillez, su humildad, su saber estar, su capacidad de servir que conozco a pocos que sean tan queridos en Villaluenga del Rosario como en Jerez o donde sea como es Miguel.
Hoy Facebook me ha hecho recordar tanto con esta fotografía de hace 3 años y aunque hemos cambiado tú, Miguel, sigues siendo igual.
Hoy, por ser hoy, quería darte las Gracias por tanto querido amigo y también pedirte Perdón por las veces que seguro no he estado a la altura de tu nobleza y amistad.
Y es que siempre es un buen día para dar las Gracias y pedir Perdón y más cuando llevo unos días inmerso en la Esperanza que ha abierto las ventanas de la vida para oxigenar mi corazón.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario