Buen día nos de Dios.
Hay veces que nos podemos preguntar, ¿Para qué me he levantado hoy si me da la sensación de que no he hecho nada?
Esos días son los que precisamente más has sembrado aunque no nos hayamos dado ni cuenta.
Dios hace que nuestra existencia sea fructífera siempre y más cuando no encontramos sentido a casi nada.
El Señor va ablandando nuestros corazones para hacerlos dóciles y preparados para captar los instantes de Dios.
Una sonrisa, unos ojos alegres o tristes, la necesidad de hablar dichas con palabras de silencio, una conversación en medio de la calle con esa persona que no veías hace años y que nos encontramos por sorpresa y nos cuenta su vivencia en torno a la fe...
Un corazón dócil y abierto constantemente a las "sorpresas" de Dios es un corazón que vive la plenitud de la incandescencia del Amor.
Por eso ni un solo de nuestros días está vacío ni carece de sentido porque cada hora que Dios nos regala tiene fundamento y es fructífero a sus ojos.
Prepárate, ¿A ver que sorpresa tiene Dios preparada hoy para ti?
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Quiero dedicar esta reflexión a mis queridos José Martín Pérez Jiménez y Antonio Garnarez Acosta en el día de su cumpleaños.
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