lunes, 23 de febrero de 2015

desde el tren. 23 de febrero. Vivir alejados del enaltecimiento.




Buen día nos de Dios. 

No nos creamos más de lo que en realidad somos. Poner los pies en la tierra es un necesario ejercicio que deberíamos practicar más a menudo. 

En demasiadas ocasiones vamos subido en el caballo de nuestra propia soberbia que nos acerca a la soledad y nos aleja del cariño de los demás. 

Trata a todos no como quieras ser tratado sino como un hermano sin esperar recibir más o menos porque el que hace algo buscando un beneficio prostituye la nobleza de los auténticos sentimientos. 

El enaltecimiento en todos los órdenes de la vida trae quebraderos de cabeza a la vez que se vive en una irrealidad donde el primer engañado eres tú. 

No hay nada peor que caer presos de nuestras propias mentiras pues para llevar una vida falsa hay que servir a mezquinos señores y tener muy buena memoria para acordarte de todas las falsedad que rodea nuestro particular existir. 

Piénsalo, no somos más o menos por pertenecer a una determinada familia, por tener tal o cual trabajo o título, por vivir en el lugar que lo hacemos porque a los ojos de Dios todos somos hermanos y peregrinos: Hermanos en nuestro Padre Celestial y peregrinos que transitamos por este mundo en busca del nuestro y que no es otro que el Reino de los Cielos. 

Hagamos nuestras las palabras de Jesús cuando nos dice: "El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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