domingo, 1 de febrero de 2015

desde el tren. 1 de febrero.




Buen día nos de Dios.

¡Por fin los limpios rayos del sol entran sin pedir permiso por los cristales de nuestras ventanas!

Sol con frío no es lo mismo que frío invadido de niebla y nubes. Lo primero se vive y lo segundo se soporta. 

Será por lo que sea que vivir con una ausencia prolongada del calor y la calidez del sol que gracias a Dios nos envuelve hace que echemos mano a la innecesaria melancolía que lo que hace es envolvernos con su manto de tristeza.

Pensamos en demasiadas cosas y muchas de ellas que están escondidas en las alforjas más recónditas de nuestra existencia. Volver la vista atrás compadeciéndonos de nosotros mismos por lo que pudimos hacer y no hicimos es cuando menos dañino para nuestra ánimo.

Echar la vista hacia atrás solo debemos hacer para recordar momentos vividos y que son lecciones de vida que nos pueden ayudar en nuestro hoy particular, echar la vista atrás para compadecernos de lo que pudimos hacer y no hicimos además de una pérdida de tiempo y echar un lastre innecesario en nuestra particular vida.

Muchos son los que me encuentro a diario y que me dicen: ¡Si yo hubiera hecho esto o aquello en su momento...! 

No, no perdamos ni un solo segundo en plantearnos cuestiones que solo nos pueden perjudicar porque el pasado por más que lo intentemos no se puede cambiar ni una sola coma.

Demos gracias a Dios por todos los días que nos ha permitido vivir, de nuestros errores, fracasos, éxitos y alegrías porque todos son regalos que nos han hecho ser la persona que hoy en día somos. Aprendamos de nuestra historia personal para no caer en situaciones que se podrían evitar pero si lo hacemos, si caemos de bruces, no pasa nada porque el Señor siempre está a nuestro lado resguardándonos de todo mal.

En Él fijo mi paso y con Él quiero caminar cada metro de mi vida.

Hoy domingo, día del Señor, vayamos a celebrar la Santa Eucaristía y demos gracias por todo lo que ha hecho, hace y seguirá haciendo por nosotros.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

¡¡Feliz Domingo!!

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