Buen día nos dé Dios.
De cuando en cuando hay que saber sentarse en ese banco donde eres capaz de captar la eternidad no solo para descansar sino para agudizar el sentido de la vista que va más allá de donde se posa la mirada.
Sí, tenemos que agudizar la vista para ver claro que es lo que "piensa" nuestro corazón, que es lo que sienten nuestros sentimientos, que es lo que abriga nuestros recuerdos, que es lo que cobija a nuestra memoria, que es lo que en verdad necesitamos, que es lo que podemos dar a espuertas y nos lo quedamos como si en ello nos fuera la misma vida.
¿Te has detenido a mirar como planea el cielo un águila? Seguro que sí... ¿Pero te has detenido a mirar tranquilamente como despliega sus alas con suavidad y aun en lo lejos aperece majestuosa? ¿Te has sentado cuando pasa un rebaño de ovejas que camina una tras otra dócilmente y te has quedando observando su dulce parsimonia? ¿Te has esperado que llegue el pastor, que siempre va con ellas, y has conversado con él, lo has escuchado? Te puedo confirmar que escuchar a un pastor es una lección de sabiduría vital que te abre ventanas donde no crees que había.
¿Te has sentado frente al Sagrario no para ver el bello Tabernáculo sino que habita en él? ¿Has desnudado el alma en medio del silencio y la oración? ¿Te has reconocido cuando te has mirado a ese espejo que todos tenemos y que nos dice como somos en realidad? ¿Tienes miedo a enfretarte a ti mismo? ¿Te conoces?
Vamos demasiado deprisa, tenemos mucho que atender en muy poco tiempo, no nos hemos dormido cuando amanece otra vez...
Sí, hay que parar, hay que saber detener el paso, para ver en y desde la profundidad, hay que sentarse en ese banco que todos tenemos no tanto para descansar sino para conocer, descubrir, comprender...
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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