Buen lunes nos dé Dios.
Hay lugares con embrujo, que con solo detenerte y recrear la mirada, la imagen que se plasma ante ti te dice más de lo que ni siquiera te puedes imaginar.
Pero es que en verdad rara vez detenemos nuestra mirada en algo concreto pues siempre vamos demasiado ligero y una vida mirando el reloj pasa al ritmo de las horas.
Creo que el fijarte en lo que es imperceptible para la inmensa mayoría es un don que te da Dios y que lo disfrutas más por cada año que pasa. Esa sombra que se marca en la montaña y que dentro de unos segundos habrá desaparecido, esa florecilla que ha nacido libremente, ese humear de una chimenea, esa nube que se come literalmente la montaña, esa olor a cocido que sale de la ventana, ese ver caer la lluvia que va mojando la tierra como si fuese un velo, esa puesta de sol, ese anochecer en el mar, esa calle, ese balcón, ese edificio que siempre ha estado y que si seguimos sin darnos cuenta algún no estará y no nos daremos ni cuenta...
Nos estamos perdiendo lo mejor de la vida creyendo que la estamos ganando porque somos más competitivos. Educamos a nuestros hijos para conseguir llegar a lo más alto, ser los mejores en todo y eso es ciertamente imposible.
Cuando nos queremos dar cuenta y queremos recuperar lo no vivido ya no se puede, ya el tiempo ha pasado, mientras lo demás se queda en el olvido.
Por eso me gusta tanto recrearme en todo lo que para mí es belleza porque de esa manera endulzo mi existir y me hace ir pasito a pasito porque no me quiero perder ese momento, ese instante, ese lugar, que no se ven si miras para el suelo, si no apartas la vista de la pantalla, si vas corriendo para no perder tiempo, si en vez de fijarte lo que estás viviendo aquí y ahora tienes tu mente en datos, cifras, reuniones y compromisos como si fueses una agenda andante.
¡Feliz lunes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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