Buen día nos dé Dios.
Pienso que uno es quién es debido a la acumulación de vivencias, experiencias y circunstancias que has vivido hasta llegar aquí.
Pero este llegar "aquí" no debe hacerse mirando demasiado a un pasado que no volverá por más que nos pongamos y por supuesto no mirarlo desde el resentimiento, desde el rencor, desde la frustración, sino desde la gratitud por mucho que hayas pasado, por mucho que te hayas caído y levantado, por mucho y por más necesitamos contemplar lo pasado en nuestro pasado con gratitud porque lo demás no trae cuenta.
Reconozco que soy quién soy por mi experiencia de vida...
Y reconozco que por eso mismo soy una persona muy moderada pues soy de los que piensa que puede más una gotal de miel que un vaso de hiel, que por la fuerza ni a la misma gloria, que nadie es nadie para imponer absolutamente nada, que todos estamos capacitados para llegar al buen entendimiento piensen como piensen si hay un recíproco respeto. No me gustan para nada las imposiciones, no me gustan los alardes de bravuconería, las haga quién las haga, no me gusta el abuso de poder en cualquier segmento social, no me gusta que siempre intenten pisar al que piensan es más débil porque guarda silencio. No aguanto un grito y menos los malos modos, no entro en batallas perdidas cuando tengo frente a mí a oídos sordos...
Me gusta utilizar la diplomacia siempre, los buenos modos, la corrección fraterna en privado y el apoyo certero en público, prefiero mil veces el término medio, donde dicen está la virtud, que los histriónicos radicalismos que en todos los ámbitos se están instalando y al parecer con ansias de quedarse.
Y baso esta moderación como modelo de vida porque me repelen, y de qué forma, los extremos de los que no guardo buenos recuerdos porque tanto unos como otros hicieron mucho daño a mi familia. Si algo he aprendido de estas experiencias de vida es que en la moderación está la virtud de saber ver, comprender, respetar cosa que no logro concebir en otros espectros.
Pero para colmo soy de los que escribo y opino con total libertad, sin ataduras ni complejos innecesarios, y claro algunas veces gusta a algunos y otros a otros así como algunos a casi ninguno... Lo respeto pero no me importa porque lo dicho es simplemente mi opinión que no tiene que ser la del resto o sí...
Personalmente no me fío de los que actúan, en cualquier ámbito de sus vidas, desde la radicalidad y no concibo como mi existencia, mi día a día de una forma radical, ni la concibo, ni creo pueda hacerlo jamás.
Pero claro, decir en este mundo que todo es negro o todo blanco que hay una impresionante gama de colores es una barrabasada, decir en este mundo donde si estás conmigo eres bueno y si no lo estás eres lo peor de lo peor que eres y te consideras una persona moderada eso ya no es una barrabasada, es simplemente una provocación pues los que se hayan instalado en la radicalidad, la que sea, las personas que somos y nos consideramos moderados somos unos provocadores a los que hay que contestar, acusar, quitar del medio, porque su mensaje es ciertamente destructivo para lo que intentan "imponer" a esta nueva sociedad salida de una gran crisis económica. Y todos sabemos eso de que "río revuelto, ganancia de pescadores"...
Hay que leer mucho para saber comprender que nos está pasando, un extraordinario libro es "El retorno de los Césares" de José Manuel Otero Novas y también hay que leer mucho el Evangelio y que el mensaje de Cristo impregne en nuestros corazones, ese mensaje lleno de templanza y de Amor absoluto hacia todos sin condición.
Pues sí, es verdad, soy un hombre moderado... ¿Qué le vamos hacer?
Jesús Rodríguez Arias
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