Buen martes nos dé Dios.
Como casi siempre que empiezo con la rutina se me va el santo al cielo y cuando despego la mirada de las obligaciones me acuerdo que necesito esos minutos de reflexión...
Hoy he visto esta fotografía que haría el año pasado y que refleja un fenómeno natural de gran belleza y que me lleva a reflexionar intentado extrapolar esta imagen a nuestra vida diaria.
El otro día estando hablando con un amigo que me planteaba algunas cuestiones, que pedía que lo aconsejara para tomar una decisión que seguro le afectaba en su vida y también a su familia le contesté que no tomara ninguna decisión en los momentos de euforia y en los de indignación pues ambos alteran la percepción real de las cosas. Es inmensamente necesario enfriar el ambiente y tener esa capacidad de discurrir desde la objetividad. Salga como salga por lo menos tú has hecho las cosas lo mejor posible.
Por eso haciendo el símil soy de los que pienso que cuando te encuentres que la niebla lo envuelve todo, que no ves ni dar el paso, te detengas, es innecesario seguir en esas condiciones, espera que se disipe y entonces verás todo desde la realidad no de la que te cuenten, sino la que se presenta ante tus ojos.
Estamos viviendo tiempos muy convulsos desde todos los ámbitos que nos movamos, estamos ante tantos flancos que nos estamos haciendo cada vez más flacos en fuerzas y en prestar tanta atención a tantas cosas que al final lo que hace es dejarte sin energía, se menoscaba tu salud y mientras tus fuerzas flaquean los demás siguen en sus cosas haciendo según sus intereses.
Por eso te recomiendo, yo también me debo aplicar más de una vez el cuento, que cuando estemos en medio de la niebla, nos detengamos, esperemos todo se disipe y sigamos haciendo desde la objetividad y la naturalidad que siempre deben prevalecer en la toma de una decisión o para seguir por este camino llamado vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario