Buen día nos dé Dios.
Cuando observas detenidamente el mar siempre te aporta algo nuevo.
Paz, sosiego, tranquilidad cuando está en calma, fuerza, ímpetu, valor cuando está bravo, sensación expectante.
En marea alta te ves tan solo cuando el agua te rodea o esa lejana tristeza cuando en bajamar se aleja el horizonte.
Los colores del cielo con la mar son más intensos, únicos, vivos. Los olores cambian, los sonidos embelesan tu alma.
El admirar el mar es uno de esos placeres gratuitos que los que lo tenemos cerca no apreciamos en su verdadera dimensión. Queremos ir en un crucero para disfrutar del mar cuando lo tenemos a nuestros pies.
Muchas veces perdemos momentos únicos en nuestras vidas porque no hemos sido capaces de ver lo que se asomaba ante nuestra mirada.
Perdemos demasiado por no levantar la vista, por dejar aparcada esa ceguera en la que estamos instalados y que nos es tan cómoda porque sucede lo que pensamos y queremos a pesar de que podemos estar bien equivocados.
Sí, el mar nos sosiega y también anima para afrontar cada momento de nuestra vida. Así actúa Dios!!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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