Buen día nos dé Dios.
Cuando vemos una imagen como la que ilustra esta reflexión muchas son las cosas que se nos vienen a la cabeza aunque pocas veces nos acordamos y reconocemos la figura del pastor que está al cuidado de sus ovejas, de su rebaño de sol a sol llueva, truene, nieve o haga calor.
Sí, un pastor es esa figura que vemos delante o atrás o sentado en cualquier roca atento a todo mientras la vida pasa por delante suya cuando pasamos en coche.
Muchas veces nos fijamos en lo que tenemos delante de nuestros ojos pero no prestamos atención a tantos que hacen mucho más de lo que nos imaginamos y que sin su trabajo nada de lo que nos rodea sería igual.
Admiro y mucho a los ganaderos, a los pastores que trabajan a todas horas para sacar su familia, su pueblo, su vida hacia adelante. Gracias a Dios conozco a muchos y de todos he sacado ricas enseñanzas para encarar cada día.
Son personas de una gran sencillez, humildad y espíritu de sacrificio donde el deber prevalece ante todo y sobre todo.
Son en las personas más sencillas donde me encuentro tan a gusto porque son como son sin máscaras y dobleces añadidas tan frecuentes en otros lares y profesiones.
En la figura de un pastor recuerdo al Buen Pastor pues cuidan a sus rebaños aún a costa de la vida propia.
La próxima vez que te encuentres con un rebaño o cabras y veas a lo lejos a un pastor ten en cuenta todo lo que hace.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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