Buen día nos dé Dios.
Entramos en ese tipo de semana en la que despedimos un mes y recibimos otro que a su vez termina con el año.
Es como cumplir años donde en unas horas das la bienvenida a uno nuevo que seguro te traerá cambios pues cada vela que apagas te hace ver la vida de otra manera, con distinta intensidad.
Cuando llegamos a esa madurez de años y edad ves como eras y como eres. Te pareces en lo básico aunque la percepción del día a día ha cambiado mucho pues lo que antes era imprescindible ya no lo es ya que el orden ha cambiado.
Cuando eres demasiado joven hablas del Amor que conoces, percibes y valoras en la madurez.
En todos los órdenes de la propia vida es así.
Antes se hacía todo con más pasión que cabeza y ahora prima el corazón.
Lo único que debe cambiar poco es nuestra pasión por Dios donde debemos mantener la inocencia, humildad y sencillez de un niño, la pasión de un joven y la madurez y gozo pleno de vivir con intensidad nuestra fe.
Todo en nuestra vida es necesario y además imprescindible. Dejate sorprender por Dios cada día de tu vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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