22 de noviembre. Ser elegante.

Buen día nos dé Dios.

Sé elegante en todas las acciones de tu vida.

El ser elegantes es ser respetuoso con los demás, respetando sus opiniones, siendo amables con todos incluso con esos que no se portan bien contigo, no te respetan.

Si hablan, si prefieren alejarse y poner tierra por medio, si deciden no seguir caminando contigo pues lo que dices o haces no les gustan a esos que miran su horizonte como único horizonte posible tienes que respetar su decisión, aunque no la comprendas, y seguir tratándolos con la mayor de la amabilidad posible.

En esta vida hay que ser siempre elegantes que no solo es una forma de vestir sino de ser y sobre todo actuar.

El ser elegante es tener suficiente altura de miras, es saber tratar a todos como se merecen comprendiendo sus singularidades.

Es saber hacer, decir y escribir lo que piensas desde la libertad y nunca desde la chulería e incluso el libertinaje.

Es saber que tienes que hacer lo que tienes que hacer y defender tu postura, lo tuyo, lo que crees oportuno desde la mayor de las justicias.

Ser elegantes es llevar la educación con exquisitez pues al final eres tratado como actúas en la vida.

Si haces y siembras el Bien cosechas bondad y eso es lo que en definitiva se recoge cuando menos lo esperas.

Elegancia está reñido con lo soez, lo ordinario, lo insultante, las voces altas y también la hipocresía como la falsedad.

Por eso pienso que en el mundo que hoy habitamos donde la fealdad, el insulto gratuito, el todo vale, la apatía por aprender, la desgana por conocer, la continua falta de respeto, el critiqueo constante con intención de hacer daño y todo lo que nos separa del respeto, la educación, la cultura, el buen trato todos a los que nos han inculcado la elegancia como una forma de vida estamos tan incómodos y nos sentimos ciertamente incomprendidos.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.