sábado, 6 de agosto de 2016

6 de agosto. A la vera de la Cruz.




Buenos días Villaluenga.

Buen día nos dé Dios.

Aquí, desde mi Atalaya, veo el mundo lejano y cercano a la vez.

Quién piense que aquí estoy apartado de todo se equivoca lo que pasa es que desde lo alto de este lugar que está abrazado por la montaña todo se divisa de distinta manera con más sosiego, tranquilidad, paz...

Los problemas siguen siendo problemas pero los veo de otra manera y las alegrías se disfrutan más.

Hoy aún en la lejanía física estoy muy cerca de mi querida Hermandad de Vera+Cruz de Cádiz que hoy sale a la calle en procesión extraordinaria por los 450 años de su fundación.

Hoy en Cádiz se escribe y vive en color leño verde pues todos son, somos, Vera+Cruz.

Y cuando pienso en el misterio pasional de que esta señera Cofradía representa me hago una pregunta más general: ¿Si hoy Jesús fuese crucificado en carne y hueso quién estaría junto a Él a la vera de la Cruz?

Nosotros que nos decimos que lo amamos sobre todas las cosas hubiéramos sido sus discípulos o le hubiéramos negado tantas veces como gallos cantan a cada amanecer.

Nosotros que creemos predicar con el ejemplo, ¿seríamos capaces de dar la vida por Jesús como hacen los cristianos perseguidos a mano de los yihadista que cercenan vidas como si tal cosa por el odio tan feroz que tienen a todo lo que huela a cristiano, con todo lo que tenga que ver con la Cruz?

Nosotros que decimos hablar alto y claro, ¿somos capaces de alzar la voz y dar la cara ante los continuos atropellos, ante la persecución religiosa que estamos sufriendo los seguidores de Cristo y el catolicismo en este primer mundo?

¿Qué hacemos nosotros para llevar la Palabra de Dios a todos los confines de la tierra empezando por los más cercanos? ¿Somos capaces de Amar, Perdonar, Servir a los demás, a los más necesitados, a todos sin excepción? ¿Amamos sin medida?

Por eso cuando admiro y poso la mirada en el misterio de la Vera Cruz con Jesús sufriendo la iniquidad y el escarnio de la crucificción, vapuleado a los ojos del mundo e inmensamente grande a los ojos de Dios Padre, que estaba acompañado por los más incondicionales que siempre suelen ser pocos, me pregunto: ¿Yo hubiera estado junto a Cristo a la vera de la Cruz?

¡¡Sólo Dios sabe la respuesta!!

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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