Buen día nos dé Dios.
Siempre estamos diciendo y proclamando que tenemos que fijar nuestros esfuerzos en hacer el Bien a todos y dejarnos de intereses particulares.
Esa máxima también se la tendrían que aplicar los que dicen representar a España y lo que hacen es salvaguardar sus intereses políticos.
Cuando se adquiere un compromiso lo mínimo que se puede pedir es que se cumpla y veo a España tan huérfana de servidores que lo único que le interesan son sus respectivos intereses.
Esto que sucede no es extraño sino de una parte de la sociedad marchita y que se dirige a su propia desaparición.
Una sociedad que olvida y vuelve la cara cuando de raíces cristianas hablamos, una sociedad que iguala las religiones en un mismo concepto cuya línea pre-masónica está sólidamente prefijada.
Una sociedad donde todos adoren al becerro de oro o lo que es lo mismo: El dios dinero.
Y todo esto nos pasa cuando olvidamos a Dios y a nuestro prójimo pues si nos importaran algo seguro que a España y el mundo otro gallo seguro cantaría.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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