domingo, 8 de noviembre de 2015

8 de noviembre.



Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Hoy que queréis que os diga, hoy para mí, para mi vida, no es un amanecer cualquiera porque después de un tiempo de necesaria tribulación he vuelto a ver el sol.
Sí, necesaria tribulación porque el cristiano que no pasa por sus momentos de penitencia se acostumbra a vivir en un mundo irreal, un mundo donde todo es alegría, "un mundo feliz" y lo que suele suceder a continuación es que nos relajamos y sobre todo nos relajamos en nuestra vida de fe.
Vivir días de penitencia y tribulación no es cosa solamente de Cuaresma sino que es imprescindible para crecer en tu vida de Fe, en tu relación con Dios, con los hombres.
Hoy me he levantado con verdadero gozo de espíritu, como si fuese un día nuevo, más único si cabe y siento que mi corazón está no solo descansado, alegre, esperanzado y con muchas ganas de vivir, de seguir trabajando por el Reino de Dios que es en definitiva la meta final.
Una vez terminada la misión en la que me ha tenido muy dedicado en los últimos meses el Señor me ha concedido unas necesarias horas de absoluto descanso y vuelvo con más ganas que nunca y más Feliz si eso puede ser para acoger con ilusión y esperanza la nueva encomienda que pone en mis manos.
Bendito sea Dios y bendita sean todas las horas dedicadas a propagar por el mundo su Reino de Amor.
¡¡Feliz Domingo, Día del Señor!!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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