viernes, 20 de noviembre de 2015

20 de noviembre. Dar la cara.



Buen día nos de Dios.
Soy de los que pienso que el hombre propone y Dios dispone y además es lo mejor que podemos hacer: ¡Abandonarnos en los brazos redentores del Señor!
Anoche pululaba por mi mente una idea para hacer la reflexión de hoy aunque una foto especialmente dedicada de mi hermano en la fe Joaquín Seco Hernández ha hecho que una nueva idea se marque con fuerza en mi mente para aquí desarrollarla a modo de meditación personal.
Anoche ponía mi actual foto del perfil de Facebook y decía que no soy muy amante de poner rostro sino de aparecer en sitios más alejado pues siempre el protagonismo lo tiene quien en verdad lo debe tener y no yo que soy una simple herramienta.
Gracias a la foto que me ha regalado mi hermano Joaquín ha recalcado en mí la idea de "dar la cara".
No estamos viviendo unos tiempos fáciles, parece que todo debe quedar en entredicho, un buenismo impostado pulula por todos los rincones de una sociedad cada vez más vacía y carente de todos los valores, no debemos salirnos de la línea prefijada si no queremos ser simplemente despreciados y abandonados en la cuneta del ostracismo o del olvido para siempre.
Nos hemos acostumbrado a vivir con la cabeza gacha que es lo mismo que hacerlo sin dignidad.
Bueno, pues yo os digo que ahora y siempre nosotros tenemos que DAR LA CARA.
Sí, aunque nos la rompan, aunque seamos defenestrados por propios y extraños, aunque seamos perseguidos y martirizados. El martirio no solo es físico también te lo pueden hacer de otra manera y destrozarte como ser humano, como persona.
Y tenemos que DAR LA CARA defendiendo nuestra fe, nuestras creencias, nuestras opiniones, la Vida, a nuestro prójimo, a todos sin exclusiones.
Debemos DAR LA CARA por DIOS, por nuestra MADRE LA IGLESIA así como todos los que las componemos.
Se acabó el tiempo de vivir mirando para el suelo pudiendo mirar para el Cielo y antes detener nuestra mirada en los ojos de quienes tenemos justamente enfrente.
Se acabó el tiempo del miedo, de la cobardía, de la tristeza, de creernos inferior a nadie.
¡Vamos todos a dar la cara!
No veis que nos la parten todos los días por lo menos que tengan razones para ello.
SED VALIENTES Y DEMOS LA CARA.
Recibe, mi querido hermano un fuerte abrazo, y que Dios nos siga bendiciendo.

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