Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Hoy sábado siendo un día mariano es mucho más de María. Hoy celebramos la presentación de la Virgen y hoy es un día fabuloso para pensar más en María Madre, en María Hija, en María en toda su Grandeza.
Hoy 21 de noviembre se conmemora la presentación de nuestra Madre Celestial al Templo, hoy cuando tengamos un ratito libre podemos pensar en la figura, ejemplo y sus gestos que han quedado grabados en nuestras mentes y corazones generación tras generación.
María fue Templo de Cristo pues albergó en sus entrañas al Hijo de Dios, fue el Primer Sagrario, el más bello y también cálido. María es Amor absoluto, desprendimiento sin fin, fe a prueba de todo, obediencia, prudencia, saber estar.
María es Madre y en Ella se reflejan todas las que lo son porque entregan hasta su último suspiro por sus hijos al igual que Ella hizo por Jesús, Fruto Bendito de Su Vientre.
En María nos amparamos, nos sentimos seguros, nos sentimos cobijados, nos sentimos cómodos, nos sentimos en Casa.
En María se aúna tanto Amor, tanta devoción, tanta entrega si medida que aquí, en Villaluenga, es capaz de pararse el mismo tiempo en el momento que sale la Santísima Virgen del Rosario.
En esta devota imagen de la Madre de Dios he podido comprobar el Amor y la Devoción en toda su pureza, en toda su integridad, en todo su valor.
Reconozco que soy un enamorado de Su Hijo Jesús y que siempre la he sentido como mi Madre, porque lo es, pero fue al llegar a este inmenso y privilegiado lugar cobijadito eternamente por el Caíllo cuando María se hizo presente en mi vida para nunca más dejarme. Soy devoto apasionado de la Santísima Virgen María en su advocación del Rosario que es mi Virgen morena que está con su Hijo Jesús en la Capilla Sacramental de la nuestra Iglesia de San Miguel. Lo que son las cosas de Dios, puedes rezar a la Madre e Hijo de una tacada y fijarte como Él está en el Sagrario y su Madre situada arriba de Él y ver, desde los ojos de la fe, a dos Sagrarios. El actual donde está Jesús y el Primero de ellos que fue su Bendita Madre.
Hoy pienso que es un día inmejorable para ser y estar más con María y por medio de Ella podemos acordarnos de nuestras madres, de las hijas que ya lo son y de todas las mujeres que son el fiel reflejo de la belleza por excelencia que se puede apreciar con solo mirar los ojos de la Madre de Dios y también nuestra.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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