Buen día nos de Dios.
Está bien que cuando nos sintamos sangrar nos detengamos para lamer nuestras heridas.
Está bien restañar los rasguños que han perforado nuestra piel por las causas que fueran.
Todo está muy bien, pero si sólo nos entretenemos en nosotros mismos estamos olvidando a los demás que también están heridos y necesitan que alguien se preocupe cuando sufren en la más extrema de las soledades porque ni de ellos mismos se fían.
No hay mayor dolor que el que se encuentra solo en la inmensa oscuridad.
Por lo cual somos nosotros los que caminamos alumbrados con la inmensa luz de la fe los que seamos capaces de sacar a nuestros hermanos del lodazal.
Pero con cuidado de no caernos, de que no nos arrastren, porque los hijos de las tinieblas son listos y peligrosos.
Ayudemos siempre confiando nuestros fines a Dios que nos guía y salva como Buen Pastor.
Porque el Señor hace salir el sol para todos sin excepción porque Él nos considera a todos sus hijos lo malo es cuando nosotros somos los que no nos consideramos hijos de tan augusto y bondadoso Padre.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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