Buen día nos de Dios.
Hoy terminamos noviembre que como bien sabéis es un mes para Oración y Recuerdo.
Mes oscuro y lleno de esos recuerdos a veces nos llevan a la melancolía. Mes de tradiciones que nos negamos a perder por mucha intoxicación que nos quieran infiltrar.
Y hoy quiero traer esta preciosa imagen de Maria, en su advocación de la Trinidad, Titular de la isleña cofradía de Medinaceli y que ha lucido de esta original y elegante manera en homenaje a las Capuchinas que dentro de poco abandonarán su histórico convento en San Fernando para ir hacia otro lugar.
Es cuando vemos que se cierran conventos cuando nos damos cuenta la importante labor que desarrollan los consagrados al Señor.
En la clausura se reza por todos nosotros, por los que oran y por los que no. Se reza por los que creen y también por los que abominan de la fe.
Se reza por ese ansiado embarazo, por los novios, matrimonios, por ese trabajo que nunca le llega a quién no le llega, por los niños, por la Iglesia, por los que aman o esos que viven instalados en el rencor, por los enfermos, moribundos, por los difuntos y las Benditas Almas del Purgatorio.
Rezan por ti, por mi, por todos sin excepción.
La oración mueve montañas y nuestros religiosos y religiosas son capaces de moverlas sin salir de la clausura con la fuerza indestructible de la Fe.
Doy las gracias a D. Juan Guerrero por la sensibilidad y elegancia con la cual ha vestido a la Santísima Virgen de la Trinidad como el mayor y más sencillo homenaje a nuestras queridas Capuchinas.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.