viernes, 30 de marzo de 2018

30 de marzo. Y Jesús abraza a la Cruz.



Viernes Santo en Villaluenga y en el resto del mundo.
Hoy Jesús agarra la Cruz de todos nosotros y en medio del escarnio, del desprecio, de las más aberrantes humillaciones, de las traiciones que hacen sangrar el mismo alma es crucificado, muerto y sepultado.
Tú, que fuiste el mejor Amigo, el mejor Maestro, el Mesías que todos esperaban, el que hizo tanto Bien a todos sin condición, el que se enfrentó a los poderosos para dar la voz a los más humildes, a los desfavorecidos, a los parias de una sociedad tan vacía entonces como ahora, fuiste traicionado por uno de los tuyos, de tus cercanos, como es lo más habitual, fuiste juzgado sin derecho a réplica, fuiste condenado por cobardía, fuiste martirizado y ejecutado con la muerte atroz de la Cruz, de esa Cruz que agarras con tus manos, con esa Cruz que nos perdonas a todos sin excepción, a buenos y malos, a justos e injustos, porque todos somos receptores del Amor de Dios, del Perdón de Dios.
Sí, Jesús nos enseñas que en la Cruz está el único Camino hacia la Salvación, que no hay vericuetos, ni senderos alternativos, que no hay más que lo que hay para llegar a Dios.
Por eso en este Viernes Santo que ha amanecido gris, lluvioso, frío debemos recordar la inmensa grandeza que tenemos en nuestras manos: ¡Ser de Dios!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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