Buen día nos dé Dios.
Otro temporal de lluvia que entra para seguir remojando nuestras ideas, para hacer que convirtamos en una necesidad el solo hecho de ver el sol, de sentir el calor, de disfrutar del color real de las cosas.
Otro día de lágrimas, recuerdos e impotencia ante las manifestaciones de maldad que se ven con la muerte de pequeño Gabriel, maldad de la mano asesina, maldad a los que buscan justificaciones y atenuantes, maldad de muchos clamando venganza a sangre y fuego por uno u otro lado.
Ayer la madre de Gabriel dio un lección de humanidad ante la cual hay que callar, hay que decir amén.
Ese tipo de entereza reclamando justicia pero no venganza, reclamando que siga ese movimiento de Esperanza y cariño que fomentó la figura de Gabriel solo lo puede dar Dios aunque a veces no seamos capaces de ver su mano. Si Dios nos hace fuertes en los momentos de debilidad, nos hace ser heraldos de su Palabra, cuando a nosotros no nos sale ninguna, nos hace ver que nuestro dolor por muy injusto que pueda ser sabiéndolo comprender y ofrecer no es que desaparezca sino que adquiere un sobrenatural sentido.
Por eso es bueno fijarse en lo bueno, en los gestos humanistas de tantos que nos ofrecen con palabra y vida serios testimonios que nos encaminan a la Esperanza. Por eso es bueno alimentar el Amor que es el mejor de los abonos posibles para vivir en Paz.
La maldad existe, decir lo contrario es mentir disfrazando la realidad, pero la misma es vencida con Amor aunque a nosotros ese Amar sin límites nos cueste tanto.
Feliz martes.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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