Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Escuché esta expresión la primera vez que vine a este bendito Pueblo a modo de saludo o despedida. A mí me gusta mucho reflexionar y capté el inmenso tesoro de un vocabulario que solo existe en los pequeños pueblos pues en las ciudades, que avanzan tanto, se pierde hasta la misma identidad poco a poco.
¡Con Dios!
Sí, esa expresión a modo de despedida coloquial es además una bendición pues estamos deseando a los demás que Dios los acompañe, que Dios los proteja, que Dios los ampare.
Desde entonces lo he agregado a mi vocabulario pues es tan inmenso por su significado y por su contenido.
Hoy es Domingo de Ramos y Jesús nos envía a todos a entrar en nuestra particular Jerusalén pero sin ostentaciones que nos alejan tanto de la misma realidad. Él nos quiere humildes y sencillos, con esa clase de mansedumbre que tanto agrada a Dios y que nos equipara con todos nuestros hermanos.
No hay nada peor que la falsa humildad pero tampoco hay nada peor que la pomposa grandilocuencia a modo de pompa de jabón donde al final todo es aire...
Que nuestro testimonio se único estemos donde estemos, que nuestra palabra se conjugue con los hechos y también con nuestros silencios. Tenemos que ser el mismo siempre porque lo demás en engañar a los demás y sobre todo a nosotros mismos.
Y no olvides que en esta vida siempre se paga el debido peaje por lo que hagas y por lo que no. Defender a nuestra Madre Iglesia, a nuestros Prelados, puede acarrear que te manden al "motorista" con la intención de borrarte del mapa porque eres molesto, porque avergüenzas a los que se avergüenzan de ser Iglesia que en definitiva es ser de Cristo.
Por eso mismo a esos y a todos me despido con esta expresión tan bonita, tan llena, tan inmensa, con tanto contenido y significado.
¡Con Dios!
¡Feliz y santo Domingo de Ramos!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario