Buen día nos dé Dios.
Vivimos en una sociedad donde lo tóxico abarca ya amplio sectores.
El medrar, criticar, el hablar de los demás se ha ido convirtiendo en una desgraciada práctica demasiado generalizada.
Si supiéramos del daño que produce una simple palabra, un mal gesto o la ausencia de las mismas en los sentimientos de los demás pienso que no las diríamos tan alegremente.
No olvidemos que no hay mayor injusticia que el que nosotros seamos injustos.
En una sociedad tan viciada caemos en el vicio del desprecio, de la mentira, del asesinar los sentimientos del otro con solo abrir la boca.
Nada vale la pena si se consigue a base del dolor de los demás. Ninguna victoria está justificada si para eso has tenido que dejar tantas víctimas en tu particular camino.
Las heridas se curan pero las que afectan a los sentimientos permanecen demasiado tiempo en el alma
Por eso es bueno el recordarnos la obligatoria necesidad de no hablar de nadie, no despreciar a nadie, no criticar a nadie, no injuriar a nadie porque todo eso mata y ya vamos teniendo demasiados cadáveres en nuestras alforjas que hacen que no avancemos como sería necesario.
Hagamos como Jesús: Ante el Mal siempre responder con el Bien.
Es mucho más agradecido y sobre todo nos hace Feliz.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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