Buen día nos dé Dios.
Observando esta fotografía hecha ayer tarde puedo pensar con más claridad en lo importante que es el pastor para su rebaño.
Los que hemos nacido y vivido gran parte de la vida en ciudad no somos capaces de valorar y menos comprender la grandeza de un pastor. Sus horas con el ganado, su trabajo diario, nieve, llueva o haga un sol de justicia...
Vidas llenas de sacrificios para ofrecer a su familia lo mejor que pueden y de esta manera colaborar para el engrandecimiento del pueblo donde habitan.
Se me viene a la mente nombres como los de Antonio, Diego, Gabriel, Mateo, Jesús, Currín... Nombres y vidas en torno al lugar que ha abierto mis ojos a otra clase de grandeza: Villaluenga del Rosario.
En esa vida sacrificada, dedicada, ofrecida es donde enmarco también a los sacerdotes pues con su labor pastorean un rebaño de almas que buscan desesperadamente ese prado verde que es Dios.
Recemos por ellos, por unos y otros porque todos son necesarios, imprescindibles, en nuestro caminar por la vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario