Buen día nos dé Dios.
Hace una semana media España era blanca y la otra media soñaba con la nieve.
Siempre nos suele pasar que deseamos aquello que otros tienen y así pasan los días con un insaciable deseo por poseer lo que no se posee.
Pero una cosa es ese deseo que conlleva una alegría implícita porque los demás sean felices y los que pierden su vida envidiando a todos.
La envidia te destruye, te hace infeliz, te amarga y hace que no vivas en paz contigo mismo.
La envidia también es esa prepotencia llena de malsano orgullo ya que los que así sienten se preguntan en voz alta el por qué ese tiene eso y yo no.
Mala cosa es la envidia que vuelve un precioso día nevado en uno oscuro y apartado de todo esplendor.
Cuando deseemos algo que sea con esa alegría que nos hace ser felices compartiendo la felicidad de los demás.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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