Buen día nos de Dios. Enfrascamos cada minuto en la búsqueda de la felicidad, hipotecamos cada paso que damos por esa felicidad que nos llenará por todos los lados. Soñamos con lo bien que estaremos cuando la pensada, meditada y anhelada felicidad llegue a nosotros. Y así pasan los años con nuestros ánimos por los suelos porque la misma no llega tal y como deseábamos que fuese. ¡Y nunca llegará! Porque la felicidad tal y como nosotros la queremos y entendemos no existe porque forma parte de una utopía irrealizable. ¡Lo tenemos más fácil que todo eso! Lo que tenemos que ser es ser Feliz y serlo en cualquier circunstancia en la que vivamos. La felicidad como la entendemos es un sueño, ser Feliz una palpable realidad. Tenemos, o hemos tenido unos padres extraordinarios, nuestra pareja que nos quiere, hijos, hermanos, amigos... Tenemos lo que tenemos y de ello tenemos que sacar los flecos suficientes para ser felices. ¡Es más sencillo de lo que creemos! Tenemos a Dios que nos Ama con locura y da su vida por nosotros cada día, tenemos una Madre Celestial que nos cuida y protege siempre. Tenemos la oración y la Eucaristía como el mejor bálsamo que cura y tranquiliza nuestras almas. Tenemos los pueblos, las ciudades, el mar, la montaña, un sol que sale todos los días para iluminarnos y darnos calor y una luna con sus estrellas que iluminan la negritud del cielo. ¡Lo tenemos todo para ser Feliz! ¿A qué esperamos para serlo? Hoy mi reflexión diaria se la quiero dedicar a una buena y querida amiga en su día Aurora Ruiz Rodríguez así como a todas las que hoy celebren su onomástica. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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