Buen día nos de Dios. Si supiésemos los grandes beneficios que para nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma tiene la oración no dejaríamos ni un solo segundo de conversar con Dios. Orar por ti, por tus seres queridos, por tus problemas e inquietudes está bien y rezar por los demás, nos caigan mejor o peor, es mucho mejor porque hace mucho bien. Rezar no cuesta dinero y parece que nos arruinamos si lo hacemos. Orar ante Jesús en el Sagrario, en cualquier Iglesia o Ermita, en tu casa o en el mar y la montaña, solos o acompañados es un momento privilegiado de encontrarnos con Dios Amor que nos quiere y abraza en todo momento a cada una de sus criaturas. Rezar es hacer que el Amor se traduzca en palabras; rezar es una demostración de Amor a Dios y a los demás. Rezar es en definitiva saberse hijo de Dios, saberse débil y también saber, como nos dejó dicho San Pablo, 'que Todo lo puedo en Aquel que me conforta". Esta mi diaria reflexión se la quiero dedicar a mi buen hermano José Carlos Fernández Moscoso que es un trabajador incansable en las mies del Señor. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Muchas gracias por tu reflexión, Jesús. Un fuerte abrazo.
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